Alejandro Armenta Mier
Con la llegada del año 2022, y con él la cuesta de enero, la economía mexicana sigue con firmeza hacia adelante debido a las buenas finanzas públicas, consecuencia del buen manejo de la deuda internacional, la austeridad republicana y el combate a la corrupción que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Teniendo en cuenta la elevada inflación que se ha presentado en la entrada de este año, podemos estar tranquilos, pues debemos estar seguros de que la sana economía consolidada hasta ahora resistirá perfectamente.
Desde la “apertura” de los combustibles fósiles al mercado internacional, ocasionado por la reforma energética en 2013 que encabezó el expresidente Enrique Peña Nieto, en donde la soberanía y generación energética del país se vio en la necesidad de depender de los precios internaciones, se ha dado como consecuencia la variante en los precios de las gasolinas, sin embargo, la prioridad que se le ha dado en el sexenio actual es generar un balance en el precio de estos respecto a la inflación.
Por ejemplo, en 2007, el litro de combustible costaba, en promedio, 6.67 pesos y, al final del mismo sexenio, el mismo litro costaba 10.72 pesos, es decir, 58% más que al principio. En comparación con 2013, en donde se empezó el sexenio en 11.37 pesos por litro y terminó en 19.77 pesos, es decir, 72% más que al inicio del sexenio.
Por el contrario, y en comparación con la llegada de la actual administración, la gasolina ha pasado de los 19.35 pesos a 20.57 pesos, lo que quiere decir que, a pesar de la pandemia provocada por covid-19, los precios permanecen constantes, lo que provoca certidumbre a la población.
Los combustibles, como las gasolinas, son parte fundamental del incremento o disminución de los productos de la canasta básica, debido a los transportes que trasladan los productos básicos de su lugar de origen al lugar de consumo de dichos artículos.
Desde la llegada de la actual administración y hasta la fecha, ha sido prioridad mantener los precios estables de los sectores energéticos, por lo que se ha tenido un balance constante en el incremento a las gasolinas durante todo el sexenio y se ha elevado el bienestar de la población, incrementando el salario mínimo de 88.33 pesos en el sexenio pasado a 182.87 pesos en el periodo actual. Un incremento histórico. Además, se ha tenido un aumento en los apoyos gubernamentales que se otorgan a la sociedad, teniendo como prioridad a los que más lo necesitan.
En el Senado de la República, y en especial el Grupo Parlamentario de Morena, encabezado por el senador Ricardo Monreal Ávila, no quitamos el dedo del renglón y no dejaremos de trabajar en pro de la economía y de las familias mexicanas, a través de reformas que se traduzcan en beneficio de los bolsillos de los hogares, para que, con menos dinero, alcance para más cosas.